Cuba: El azote de una dictadura a un pueblo muerto de hambre y de enfermedades
Cuba: El azote de una dictadura a un pueblo muerto de hambre y de enfermedades
Por Ricardo Santiago
Como he dicho muchas veces, muchas, muchísimas, el cubano es un pueblo que tiene muchos tipos de hambre.
La realidad es que desde el mismísimo 1 de Enero de 1959 nosotros, como país, como nación, renunciamos a “llenarnos la barriga” cuando decidimos, en masa compacta como picadillo “texturizado”, abrirle la puerta de nuestros “refrigeradores”, este es tu refrigerador fidel, a una supuesta revolución que, a Santo de qué, “triunfaba” prometiéndonos más abundancia, más progreso, más alimentos y más libertades que las que teníamos, algo que, si lo pensamos bien, era muy, pero muy difícil de creer.
Pues, aunque muchos no lo crean, les creímos a esos falsos “revolucionarios”, nos tragamos la tremenda guayaba del socialismo “próspero” y, unos a correr pa’l baño y otros, la inmensa mayoría, a padecer una indigestión crónica y vergonzosa que nos ha marcado nuestra “última” vida “cubana” por ser un pueblo tan gandío, tan comemierda, tan fácil de engañar y tan mansito pa’ manipular.
Y la verdad objetiva, la que provoca los más brutales arrepentimientos, aun no ha logrado, digo yo, explicar cómo fue posible tamaña estupidez colectiva, tanta credulidad disparatada y tantos absurdos concentrados en un pueblo que así, sin ton ni son, se dejó pervertir, desde la raíz hasta las entendederas, por una fascista ideología que ampara a delincuentes “estatales” para que nos roben, nos repriman, nos adoctrinen como a imbéciles, nos chupen la “salsita” y nos pongan a marchar, un, dos, tres, cuatro…, como esclavos dóciles, obedientes, desnudos de cuerpo, de alma y con “las manos en los bolsillos”.
La prueba de nuestra gran mediocridad nacional es el “discurso” que hoy utilizan los defensores del castro-comunismo para “tapar el sol con un dedo”, para intentar hacerle creer al mundo que “quién dijo que todo está perdido…” pues mientras quede un cubano en pie, de los que tienen el cerebro “lavado y planchado” de tanto decir el mismo “lema”, Cuba tendrá revolución del picadillo pa’ comer y pa’ llevar, es decir, para perpetuar la agonía de la nación cubana.
Pero yo continúo insistiendo, advierto sin cansarme que los seres cubanos, tras más de sesenta larguísimos años de maldita agonía socialista, hemos acumulado la mar de hambres, hemos sumado unas tras otras las penurias, las vicisitudes, los tormentos y los suplicios más denigrantes pues por ser tan ignorantes, políticamente hablando, nos dejamos clavar la “bota rusa” en nuestros mús-culos y hoy andamos por esta perra vida que nos ha tocado mal vivir pidiendo el agua por señas, esquivando baches, derrumbes, fosas sépticas reventadas, basureros de esquina, haciendo enormes colas y cuanta mierda produce ese socialismo como fábrica eficiente, muy eficiente, de las peores desgracias de la especie humana.
Y nuestras hambres nacionales ahí, de pie, de “cuerpos presentes y ausentes”, sombras asesinas que nos persiguen a todas partes para recordarnos, todo el tiempo, que no tenemos agua potable, que no tenemos luz eléctrica, que carecemos de los principales servicios básicos, que somos un pueblo mal comido y mal bañado, que no hemos podido lavarnos las vergüenzas, que nos prohibieron tener pensamiento propio, que tuvimos que largarnos de aquel infierno para poder “respirar”, que perdimos nuestra privacidad, que no tenemos elección, que no tenemos vida, que tenemos muchas muertes, que quién nos habrá mandado y que me cago en la hora en que te conocí maldito fidel castro.
Dice mi amiga la cínica que el daño ocasionado por tanto adoctrinamiento castro-comunista a los seres cubanos trascendió el plano físico y ya es neurológico, espiritual y “engorda”. Según ella la dictadura castrista logró imponer, a la mayoría de los cubanos, una mentalidad totalmente auto-destructiva cuando mezcló la mala alimentación, la escasez, el adoctrinamiento, la auto-censura, la peste y los trabajos voluntarios con la chivatería, el odio, la intolerancia, el miedo, las croquetas de subproductos y los patria o muerte, venceremos.
Entonces pregunto: ¿Somos los cubanos víctimas de una poderosa máquina de destrucción masiva o somos, nosotros mismos, quienes nos auto-destruimos aplaudiendo “espantos”?
La vida de vivir, es decir, el cortísimo tiempo y el pequeñito espacio que nos toca como simples mortales en este “planeta azul”, la hemos desperdiciado los cubanos persiguiendo un sueño irrealizable como ese de la “sociedad más justa que existe”, atrapados entre mezquindades e intereses malignos que solo han beneficiado a una cúpula de criminales castristas y que mientras nuestros hijos crecen sin la más mínima esperanza o víctimas de las peores hambres que existen, los de ellos viajan el mundo disfrutando de todo cuanto nos roban de nuestros bolsillos y de nuestras almas.
Comentarios