La lucha contra la pobreza es un trabajo arduo pero no imposible
Por José B. Cruz
Para la mayoría
de los políticos, el único valor que tiene el pobre es su voto, después de
obtenerlo con dádivas y mentiras en cada campaña electoral, ya nada le importa.
El pobre sigue en su pobreza y el político buscando su riqueza.
La pobreza
es también, la materia prima con la que los políticos hacen sus proyectos para
llegar al poder, luego estando en el gobierno se roban los recursos que podrían
ser destinados al combate de la misma, para así mantener patente este
importante recurso.
La pobreza
castiga inmisericordemente a una parte de los seres humanos, porque los
poseedores de las riquezas se hacen indiferentes e indolentes al dolor del prójimo.
Solamente
con la aplicación propia de los fondos destinados en el presupuesto para el
combate a la pobreza, disminuiríamos los extremos de esta enfermedad que
carcome la salud y calidad de vida de la mayor parte de la población y extenderíamos
la fe en Dios y restauraríamos la sociedad perdida por los embates de la mala administración
de los fondos del estado.
No solo el
gobierno es responsable, el rico, el que le sobra aunque sea una migaja de pan,
también tiene el compromiso de poner comida sobre la mesa de un pobre, juguetes
para los niños a través de organizaciones sin fines de lucro y sus respectivas
religiones e iglesias o a nivel personal.
Solo a través
de Dios y con mucha fe, lograremos llegar a los hogares más necesitados. La
esperanza está puesta en el Señor Jesús, no en los políticos.
Limpio no es el que limpia
Limpio es el que no ensucia
Anibita José
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