La corrupción no tiene límites
Por Anibita
José
En estos
últimos días hemos estado investigando sobre el valor económico que la
República Dominicana representa para los condados Miami/Dade y Broward en el
estado de la Florida.
Según “Dominican Business Tourism & Development
Federation Inc.”, una institución debidamente autorizada legalmente para manejar asuntos de
inversiones turísticas y bienes raíces, los gobiernos del PLD han hecho
inversiones multimillonarias, apostando al desarrollo urbano de estos condados,
intercambiando mercancías y productos agrícolas, turismo, la adquisición de
bienes raíces y otros negocios informales a los que nos tienen
acostumbrados los que manejan el dinero del pueblo, esto no lo sabe nadie, la informacion no llega al pueblo.
Nisiquiera
la deserción venezolana, la que con una sustancial inversión del exilio que huyó
del socialismo chavista y madurista, logró comprarse una pequeña ciudad comercializada
en medio de estos condados, ha logrado superar a la corrupción dominicana.
Sin embargo,
Haití, Nicaragua, Cuba, Brasil y Colombia están debidamente representados quizás
por su entrega a los trabajos de su comunidad y porque han logrado vencer las
barreras sociales que impone la corrupción administrativa de sus respectivos
gobiernos y han puesto empeño en hacer crecer sus comunidades.
La República
Dominicana no está representada. Está el caso reciente de la aspirante a un
escaño estatal por el distrito 114 del condado Miami/Dade, la Doctora Daisy J Báez,
la que no recibió el suficiente respaldo para llevar la voz de los dominicanos
de la Florida al congreso estatal. Esto debido a un bloqueo efectivo de parte
de la FUNGLODE y su presidente Leonel Fernández, secundado por un consulado en
Miami, manipulado absolutamente por la corrupción y también al malicioso manejo
de los padrones electorales, los que según el consulado y la junta electoral de
esta ciudad, solo han inscrito un 30% de los supuestos 300 mil ciudadanos
dominicanos que residen en el estado de la Florida.
Todo este
manipuleo obedece a un plan de doble sentido, por un lado está el manejo del
multimillonario negocio informal, de los que no llega un centavo a las arcas
del pueblo y por otro el preámbulo de un nuevo fraude electoral.
Danilo
Medina no es ajeno al desvío de estos fondos, todo lo contrario, cuando esto
empezó en el año 1997, fue él quien dirigió este grupito al que pertenecen
figuras que hoy son funcionarios en su gobierno.
La
informalidad de estas transacciones no dejan rastros y solo el gobierno de los
EEUU puede hacer algo al respecto para que se devuelva el patrimonio a sus legítimos
dueños.
Ojalá que algún
investigador se interese y ayude a poner al descubierto todo el potencial que
se está perdiendo la comunidad dominicana en el estado de la Florida.
Limpio no es el que limpia
Limpio es el que no ensucia
Anibita José
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