"Cuando el petróleo sepulta la dignidad y la vergüenza"
¿Puede una República insular, de doble moral, vender sus nalgas por un chin de
petróleo o en su defecto por la renegociación de una deuda
multimillonaria?
Por: Orlando J. Rodríguez Fernández / MADRID, España (Escrito con amor, rabia y nostalgia).- Cómo entenderte, cómo mirarte los ojos en medio de la oscuridad y el apetito de unas ruinas que te contemplan entre musgos y polvo milenario, desnuda entre piedras que alguna vez fueron coloniales, magno espectáculo del asombro y la confundida desnudez.
Cómo decirte que hubiera entendido tu confusión si al menos me la explicaras en tus circunstancias de apuros y postraciones, vejámenes de opulencia vil, hurtos nacionales con justicia sin venda, vacuencia de verbos rotos y vacios en el derrotero de una patria coja, enyesada de arriba abajo, purulenta entre los tuétanos del buen vivir y unas malditas pantallas de simulacro democrático, que no soporta el hedor de tus nuevos ricos incultos e insaciables.
¡Cómo decirte, cómo te lo habría dicho, cómo!, que no podías traicionar a otro país, hermano en el exilio cuando la sangre de tu sangre, era derramada por un tirano voraz, cuando la clandestinidad era una refugio para la vida incierta y desesperada, ahí estuvo Venezuela, entre el cantaíto de su verbo y su generosidad cuando tú como patria clausurada, eras llanto y cuerpos aparecidos en las calles y los callejones, en aquella orgía de crímenes y mutilaciones de malogrados corazones desaparecidos, fuegos de cambios apagados por los bomberos calieses de un régimen que dominicanos y dominicanas, con su vocación de libertad, contuvieron con sus cuerpos lacerados, a pesar de los años, por ahí ruedan en silencio muchas cicatrices anónimas.
Jubilosos Caínes te contemplan, puta patria.
Ya sé cómo decirte, siempre supe cómo decirte, el cómo decirte era finta y rodeo, tristeza de verte postrada como una maldita puta cualquiera, arrodillada a los designios geopolíticos de unas circunstancias pasajeras, tan maduras que huelen a podrido desde lejos, por su torpeza, por su falta de visión, porque los caudillos dejan a los peores para siempre ser recordados como lo mejor, aunque nunca lo fueron.
Chávez preparó su propio infierno, entre Chávez candanga y el liderazgo mediático, entre la voz que tronaba y expropiaba, para nada, sencillamente, para nada, para nunca producir, para expropiar como expresión de fuerza de poder y nada más.
Quiso elegir una cercanía con su propia nostalgia política, la del Samán de guere, el recuerdo de sus clandestinidades, el héroe de un golpe que se convierte en doctrina para siempre, con una Cuba de últimos suspiros de gerontocracia de pamper, Raúl y Fidel juntos hacen milenios de miseria y oprobio, imagen de una pasa exprimida que no da una gota de sangre y dolor más, todo está exprimido al borde de la ruptura del miedo, de una población sometida a rigores mortis cotidiano, en nombres de mentiras que ya son insostenibles, no la creen ni los propios cubanos y cubanas.
¿Puede una República insular, de doble moral, vender sus nalgas por un chin de petróleo o en su defecto por la renegociación de una deuda multimillonaria a otra nación en apuros, Venezuela, por sus malos cálculos administrativos, por su corrupción oficial interna ?...
Con la crisis de Venezuela, la República Dominicana de modo público internacional ha hecho el ridículo moral ante un país que está pidiendo a Maduro una transición inmediata, le está pidiendo en las calles a Maduro que se vaya, que de un respiro al cúmulo de brutalidad militarista en nombre de una falsa " guerra económica", en nombre de un supuesto golpe de estado, que no es tal, en nombre de una revolución, curiosa , cuya única salida ha sido luchar con las propias armas del pueblo, contra el propio pueblo ( sea de oposición o no, porque en las calles no todos son de la MUD).
Con esa represión descarnada y feroz, Maduro busca legitimar su régimen explotado y confuso. Antes del año de haber "ganado" las elecciones, ya el gobierno luce cansado, no logra dar con soluciones que le ayuden con la crisis interna y entonces ha recurrido como contención al descontento general (no solo de Oposición) a la represión brutal, la misma que los rojos rojitos de hoy, le criticaban a la 4ta República Venezolana antaño.
Las lecturas han sido falsas, la proporción poblacional electoral entre Oposición y Gobierno, esa correlación cambió y ha cambiado porque hay un sector del chavismo popular que no cree ya en sus dirigentes podridos en dinero con cuentas en Santo Domingo, Buenos Aires y Miami. Ese mismo sector, admitido por los de la revolución bolivariana, en su momento hicieron la diferencia y votaron por Capriles. Esa es la realidad.
Decir que hay un golpe de estado hoy en Venezuela, es la única justificación internacional para poder reprimir y decir que el gobierno tiene el "legitimo" derecho a defenderse, pero todos sabemos que Maduro no pega una, que mentalmente tiene la mala suerte de que el verbo lo traiciona todos los días y retrata de modo inconsciente su incapacidad para gobernar un país que le quedó grande, vale, pero muy grande vale.
En este contexto, una República puta, ha terminado de perder su mínimo de dignidad, con doble juego diplomático, sucio e interesado, su triste silueta de media isla perdida entre las sombras de lo indigno y el hambre de petróleo traficado contra los bolsillos colectivos de este país.
¿Qué se ha negociado con PDVESA, a cambio de qué lado de la nalga tricolor hemos sido vendidos al postor de la sangre de las calles de Caracas, Táchira y Puerto Ordaz?
¿Qué dimos, el c.. entero sin rubor de bandera ni himnos altisonantes, sin dolor de una historia entre naciones hermanas solidarias en los tiempos de dictadores y refugiados mutuos?
Cómo entenderte, cómo mirarte los ojos en medio de la oscuridad y el apetito de unas ruinas que te contemplan entre musgos y polvo milenario, desnuda entre piedras que alguna vez fueron coloniales, magno espectáculo del asombro y la confundida desnudez.
Has perdido el jardín de tu alma envuelto en papel de sanitario, patria querida, rámpano purulento escondido en viejas banderitas, mojadas por los suelos de una vergüenza nacional evaporada y tétrica.
Cómo explicarte que a partir de ahora, serás en el escenario internacional, una maldita puta más, amarrada de las manos ante unos rufianes venezolanos, que no tienen idea del poder, solo de la oportunidad del dinero y la sangre administrada con trajes de verde olivo y detrás, esa vieja perversidad cubana, catedrática en controlar destinos de pueblos e historias, según necesidades y obsesiones propias.
Alguna vez más en la historia, digno será verlo , República Dominicana y Venezuela volverán a ese cariño entre Orinoco y Ozama, corrientes mansas de corazones pluviales, que lavaran la sangre y la infamia de estos días aciagos y torvos
Por: Orlando J. Rodríguez Fernández / MADRID, España (Escrito con amor, rabia y nostalgia).- Cómo entenderte, cómo mirarte los ojos en medio de la oscuridad y el apetito de unas ruinas que te contemplan entre musgos y polvo milenario, desnuda entre piedras que alguna vez fueron coloniales, magno espectáculo del asombro y la confundida desnudez.
Cómo decirte que hubiera entendido tu confusión si al menos me la explicaras en tus circunstancias de apuros y postraciones, vejámenes de opulencia vil, hurtos nacionales con justicia sin venda, vacuencia de verbos rotos y vacios en el derrotero de una patria coja, enyesada de arriba abajo, purulenta entre los tuétanos del buen vivir y unas malditas pantallas de simulacro democrático, que no soporta el hedor de tus nuevos ricos incultos e insaciables.
¡Cómo decirte, cómo te lo habría dicho, cómo!, que no podías traicionar a otro país, hermano en el exilio cuando la sangre de tu sangre, era derramada por un tirano voraz, cuando la clandestinidad era una refugio para la vida incierta y desesperada, ahí estuvo Venezuela, entre el cantaíto de su verbo y su generosidad cuando tú como patria clausurada, eras llanto y cuerpos aparecidos en las calles y los callejones, en aquella orgía de crímenes y mutilaciones de malogrados corazones desaparecidos, fuegos de cambios apagados por los bomberos calieses de un régimen que dominicanos y dominicanas, con su vocación de libertad, contuvieron con sus cuerpos lacerados, a pesar de los años, por ahí ruedan en silencio muchas cicatrices anónimas.
Jubilosos Caínes te contemplan, puta patria.
Ya sé cómo decirte, siempre supe cómo decirte, el cómo decirte era finta y rodeo, tristeza de verte postrada como una maldita puta cualquiera, arrodillada a los designios geopolíticos de unas circunstancias pasajeras, tan maduras que huelen a podrido desde lejos, por su torpeza, por su falta de visión, porque los caudillos dejan a los peores para siempre ser recordados como lo mejor, aunque nunca lo fueron.
Chávez preparó su propio infierno, entre Chávez candanga y el liderazgo mediático, entre la voz que tronaba y expropiaba, para nada, sencillamente, para nada, para nunca producir, para expropiar como expresión de fuerza de poder y nada más.
Quiso elegir una cercanía con su propia nostalgia política, la del Samán de guere, el recuerdo de sus clandestinidades, el héroe de un golpe que se convierte en doctrina para siempre, con una Cuba de últimos suspiros de gerontocracia de pamper, Raúl y Fidel juntos hacen milenios de miseria y oprobio, imagen de una pasa exprimida que no da una gota de sangre y dolor más, todo está exprimido al borde de la ruptura del miedo, de una población sometida a rigores mortis cotidiano, en nombres de mentiras que ya son insostenibles, no la creen ni los propios cubanos y cubanas.
¿Puede una República insular, de doble moral, vender sus nalgas por un chin de petróleo o en su defecto por la renegociación de una deuda multimillonaria a otra nación en apuros, Venezuela, por sus malos cálculos administrativos, por su corrupción oficial interna ?...
Con la crisis de Venezuela, la República Dominicana de modo público internacional ha hecho el ridículo moral ante un país que está pidiendo a Maduro una transición inmediata, le está pidiendo en las calles a Maduro que se vaya, que de un respiro al cúmulo de brutalidad militarista en nombre de una falsa " guerra económica", en nombre de un supuesto golpe de estado, que no es tal, en nombre de una revolución, curiosa , cuya única salida ha sido luchar con las propias armas del pueblo, contra el propio pueblo ( sea de oposición o no, porque en las calles no todos son de la MUD).
Con esa represión descarnada y feroz, Maduro busca legitimar su régimen explotado y confuso. Antes del año de haber "ganado" las elecciones, ya el gobierno luce cansado, no logra dar con soluciones que le ayuden con la crisis interna y entonces ha recurrido como contención al descontento general (no solo de Oposición) a la represión brutal, la misma que los rojos rojitos de hoy, le criticaban a la 4ta República Venezolana antaño.
Las lecturas han sido falsas, la proporción poblacional electoral entre Oposición y Gobierno, esa correlación cambió y ha cambiado porque hay un sector del chavismo popular que no cree ya en sus dirigentes podridos en dinero con cuentas en Santo Domingo, Buenos Aires y Miami. Ese mismo sector, admitido por los de la revolución bolivariana, en su momento hicieron la diferencia y votaron por Capriles. Esa es la realidad.
Decir que hay un golpe de estado hoy en Venezuela, es la única justificación internacional para poder reprimir y decir que el gobierno tiene el "legitimo" derecho a defenderse, pero todos sabemos que Maduro no pega una, que mentalmente tiene la mala suerte de que el verbo lo traiciona todos los días y retrata de modo inconsciente su incapacidad para gobernar un país que le quedó grande, vale, pero muy grande vale.
En este contexto, una República puta, ha terminado de perder su mínimo de dignidad, con doble juego diplomático, sucio e interesado, su triste silueta de media isla perdida entre las sombras de lo indigno y el hambre de petróleo traficado contra los bolsillos colectivos de este país.
¿Qué se ha negociado con PDVESA, a cambio de qué lado de la nalga tricolor hemos sido vendidos al postor de la sangre de las calles de Caracas, Táchira y Puerto Ordaz?
¿Qué dimos, el c.. entero sin rubor de bandera ni himnos altisonantes, sin dolor de una historia entre naciones hermanas solidarias en los tiempos de dictadores y refugiados mutuos?
Cómo entenderte, cómo mirarte los ojos en medio de la oscuridad y el apetito de unas ruinas que te contemplan entre musgos y polvo milenario, desnuda entre piedras que alguna vez fueron coloniales, magno espectáculo del asombro y la confundida desnudez.
Has perdido el jardín de tu alma envuelto en papel de sanitario, patria querida, rámpano purulento escondido en viejas banderitas, mojadas por los suelos de una vergüenza nacional evaporada y tétrica.
Cómo explicarte que a partir de ahora, serás en el escenario internacional, una maldita puta más, amarrada de las manos ante unos rufianes venezolanos, que no tienen idea del poder, solo de la oportunidad del dinero y la sangre administrada con trajes de verde olivo y detrás, esa vieja perversidad cubana, catedrática en controlar destinos de pueblos e historias, según necesidades y obsesiones propias.
Alguna vez más en la historia, digno será verlo , República Dominicana y Venezuela volverán a ese cariño entre Orinoco y Ozama, corrientes mansas de corazones pluviales, que lavaran la sangre y la infamia de estos días aciagos y torvos
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