¿Quién le pondrá el cascabel al gato?
Por Nélsido Herasme
Las Altas Cortes que fueron
prendas de vestir, hechas a la medida del poder político de Leonel Fernández,
en el marco de los acuerdos de la “Corbatas Azules”, entre el jefe del
PLD y el virtual del PRD, están ahí prestas a archivar cualquier expediente acusatorio
contra alguien de los suyos.
No importa el hambre, la
miseria y el desempleo del pueblo; no importan las acusaciones sobre el saqueo
de las arcas públicas, la corrupción, el latrocinio, el desfleque de la
economía, en fin, todos y todas estamos conscientes de lo que acontece, aunque
no contemos un Chapulín que nos defienda.
Advertidos estamos de que el
partido de gobierno es una fábrica de presidentes y presidentas y que por lo
tanto estamos condenados a soportar al PLD en el poder hasta el 2036.
En este instante el partido de
gobierno no tiene oposición. Ni el Partido Reformista (PRSC) y el
Revolucionario Dominicano (PRD) logran hacerle cosquilla al oficialismo. Al
pueblo solo le queda como interlocutores válidos en los medios de comunicación
a una franja importante de la Z-101, a Juan Bolívar Díaz, con un brazo inmóvil,
a Huchi Lora y a Marino Zapete, los tres con el agua puesta por defender a
dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana, mientras que algunas
empresas periodísticas se mantienen haciendo sus jugadas y moviendo sus
apuestas de acuerdo al lugar que ocupan sus dueños en los medios de producción.
Tenemos una sociedad civil sin
discurso de oposición y permeabilizada por los recursos del estado; colegios de
periodistas, de contadores públicos, profesionales de la construcción y ahora
el de los médicos, cacareando las iniciativas del gobierno.
La población observa con
impotencia la frialdad y desaparición de sus otrora instrumentos de
lucha. Clubes culturales desaparecidos, grupos estudiantiles frívolos y sin
propuestas y sindicatos de todos los colores y calibres vendidos al mejor
postor.
El pueblo soporta sobre sus
hombros los designios y ramplinazos de un partido que, desde el poder solo ha
servido a sus miembros, aunque en el disfrute no hayan resuelto una sola
problemática nacional y aun así vaticinen que en el 2016 darán más pela.
Danilo y Leonel están muy de
acuerdo en mantener fuera de combate a sus opositores, con especialidad al
Partido Revolucionario Dominicano, controlando la justicia y el escuadrón
mediático.
Las Altas Cortes que fueron
prendas de vestir, hechas a la medida del poder político de Leonel Fernández,
en el marco de los acuerdos de la “Corbatas Azules”, entre el jefe del
PLD y el virtual del PRD, están ahí prestas a archivar cualquier expediente acusatorio
contra alguien de los suyos.
No importa el hambre, la
miseria y el desempleo del pueblo; no importan las acusaciones sobre el saqueo
de las arcas públicas, la corrupción, el latrocinio, el desfleque de la
economía, en fin, todos y todas estamos conscientes de lo que acontece, aunque
no contemos un Chapulín que nos defienda.
Advertidos estamos de que el
partido de gobierno es una fábrica de presidentes y presidentas y que por lo
tanto estamos condenados a soportar al PLD en el poder hasta el 2036.
En este instante el partido de
gobierno no tiene oposición. Ni el Partido Reformista (PRSC) y el
Revolucionario Dominicano (PRD) logran hacerle cosquilla al oficialismo. Al
pueblo solo le queda como interlocutores válidos en los medios de comunicación
a una franja importante de la Z-101, a Juan Bolívar Díaz, con un brazo inmóvil,
a Huchi Lora y a Marino Zapete, los tres con el agua puesta por defender a
dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana, mientras que algunas
empresas periodísticas se mantienen haciendo sus jugadas y moviendo sus
apuestas de acuerdo al lugar que ocupan sus dueños en los medios de producción.
Tenemos una sociedad civil sin
discurso de oposición y permeabilizada por los recursos del estado; colegios de
periodistas, de contadores públicos, profesionales de la construcción y ahora
el de los médicos, cacareando las iniciativas del gobierno.
La población observa con
impotencia la frialdad y desaparición de sus otrora instrumentos de
lucha. Clubes culturales desaparecidos, grupos estudiantiles frívolos y sin
propuestas y sindicatos de todos los colores y calibres vendidos al mejor
postor.
El pueblo soporta sobre sus
hombros los designios y ramplinazos de un partido que, desde el poder solo ha
servido a sus miembros, aunque en el disfrute no hayan resuelto una sola
problemática nacional y aun así vaticinen que en el 2016 darán más pela.
Danilo y Leonel están muy de
acuerdo en mantener fuera de combate a sus opositores, con especialidad al
Partido Revolucionario Dominicano, controlando la justicia y el escuadrón
mediático.
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