¡No! al pequeño Santo Domingo en Allapattah
Anibita José/El Dominicano en USA
El
deprimente deterioro del barrio “Allapattah” perteneciente a jurisdicción del
condado y ciudad de Miami, es notablemente visible ante los ojos del mundo.
Abandonado
vecindario de razas e idiomas múltiples, se prepara para recibir el nombre de “Pequeño
Santo Domingo” en honor a la capital de la República Dominicana, proyecto que
ha sido criticado y rechazado por toda la comunidad que reconoce el éxodo masivo
de los dominicanos que componían, unidos, la mayoría en este barrio y que ahora
no aparecen en los listados de residentes, han desaparecido como por arte de
magia, quizás huyendo de la delincuencia y otros atendiendo al llamado familiar
de bien criar a sus hijos, pero todos se han ido.
En una larga
investigación sobre la población Dominicana en Allapattah, nos encontramos con
el alarmante 0.9% de propietarios de negocios de origen dominicano; 0.12% dueños
de casas; 0.03% trabaja legalmente; 0.6% reside actualmente, el porcentaje es
comparado con la población actual del barrio (incluyendo todas las razas).
Con
numeritos como estos, nosotros no podríamos jamás tener representación ante
ninguna de las instituciones que rigen la ciudad y condado de Miami.
Todo el
tramite que ilegalmente se ha hecho para que esta propuesta sea ejecutada, es
totalmente inadecuado y los representantes dominicanos no están autorizados,
por no pertenecer a la legislatura que defiende la diáspora, o sea, debe ser
solicitado por un diputado de ultramar que represente el distrito electoral por
el que se discute.
Quisieramos
llamar la atención de los comisionados Wifredo "Willy" Gort
y Michelle Spence-Jones, para
alertarlos sobre la necesidad de hacer un profundo análisis de la propuesta y
eliminar cualquier sugerencia diplomática por parte del Consulado Dominicano en
Miami, no es ético ni está avalado por las leyes y regulaciones, que la
diplomacia intervenga en decisiones políticas sobre un cambio de nombre o
cualquier otra ordenanza que tenga que ver con las demarcaciones político-geográficas
del país donde sirven sus diligencias diplomáticas.
Por otra
parte, nuestro interés no solo busca resultados políticos que favorezcan
nuestras comunidades, también queremos que sean merecidos y bien ubicados, en
donde tengamos derecho a opinar y tomar decisiones sobre el lugar donde
crecemos nuestras familias.
En representación
de todos los encuestados y de los que no se han enterado, pedimos al alcalde de
la ciudad de Miami, Tomás Regalado, que detenga inmediatamente esta ordenanza,
por inapropiada y por no tener sentido político-económico para ninguno de los países
y comunidades envueltas en el proyecto.
A la
comunidad Dominicana de todo el estado de la Florida, no nos sirve.
¿Y a usted?
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