Niños damnificados venden drogas en escuelas: Que es lo que hace el gobierno con el 4%?
Centro Educativo Paulina Jiménez
Esta pobre mujer perdió a su esposo víctima de la
delincuencia
Las casas no tienen sanitarios y los moradores del sector
se ven obligados a defecar en fundas y botarla en un vertedero improvisado
La Romana.- Una red de
microtráfico de estupefacientes, en complicidad con agentes de la Policía
Nacional, utiliza niños de nueve y 10 años de edad para vender drogas en las
escuelas de la provincia.
Los narcotraficantes también entregan armas de fuego a los menores para que se defiendan ante cualquier situación que ponga en peligro sus vidas durante la comercialización de la droga en los centros educativos.
La situación lleva intranquilidad a profesores, estudiantes y vecinos de la Escuela Paulina Jiménez del sector George, donde alegadamente el consumo y venta de drogas es prácticamente pública.
Testimonios recogidos en el sector Georges, de La Romana, los narcotraficantes pagan a los policías para que no se acerquen al centro educativo cuando los niños tienen ventas programadas.
La ausencia policial en el sector Georges, por su complicidad con los narcotraficantes, que tienen la zona como centro de operaciones; ha permitido el aumento acelerado de delitos como robos, atracos, violaciones de menores, entre otros.
A juicio de los vecinos de la Escuela Paulina Jiménez, la red de microtráfico se escuda y utiliza los niños para sus operaciones, debido a que por sus condiciones de menores de edad, no son encarcelados.
Damnificados del huracán George
La situación de este centro educativo es sólo la milésima
parte de los males que padecen los moradores del sector George, un barrio pobre
improvisado por damnificados del huracán con el mismo nombre que
afectó República Dominicana en el 1998.
Los damnificados viven en condiciones infrahumanas, olvidados por las autoridades y sin la percepción del tiempo, porque para ellos, las horas, los días y los años, cambian con el incremento de sus necesidades básicas.
Los habitantes del barrio George tienen la impresión de que Dios pasó por allí sin detenerse.
Cuentan que a su paso, el Todopoderoso se transportaba en el ferrocarril que lleva la caña y otros derivados para la producción de azúcar en el Central Romana Corporation, y que a su paso sólo deja el polvo que provoca enfermedades respiratorias en los niños.
Menores y ancianos en el sector George frecuentemente padecen de asma, cáncer broncopulmonar, tos crónica, faringitis crónica, rinitis alérgica y neumonía.
Los damnificados del huracán George viven en un ambiente de insalubridad, carecen de todos los servicios básicos, y peor aún, no tienen sanitarios, siendo obligados hacer sus necesidades fisiológicas en fundas y cubetas, que luego tiran en solares baldíos.
Sus viviendas son chozas, otros ocupan unos apartamentos a medio terminar que estaban siendo construidos para los profesores de la escuela. Isidro Mejía, pastor de la Iglesia Metodista, deploró el olvido oficial al que por décadas han sido sometidos los damnificados del huracán Georges de La Romana.
“El barrio George es como una jungla dentro de la civilización. Este barrio no tiene Presidente, síndico, senador, diputados. Aquí no hay dolientes”, subrayó el religioso.
Dijo que los únicos gordos que existen en el lugar, son los perros realengos que se alimentan de la materia fecal que tiran las personas al vertedero y al monte, debido a la falta de sanitarios.
“Hemos insistido en notificarle a las autoridades los problemas de la barriada, recordándoles que somos humanos los que vivimos aquí, sin embargo, no se nos hace caso”, añadió el pastor.
Además de los cultos religiosos que ofrece en una edificación en construcción, con ayuda de entidades norteamericanas, el pastor Isidro dirige un centro de formación que alberga unos 350 niños de familias pobres.
Los damnificados viven en condiciones infrahumanas, olvidados por las autoridades y sin la percepción del tiempo, porque para ellos, las horas, los días y los años, cambian con el incremento de sus necesidades básicas.
Los habitantes del barrio George tienen la impresión de que Dios pasó por allí sin detenerse.
Cuentan que a su paso, el Todopoderoso se transportaba en el ferrocarril que lleva la caña y otros derivados para la producción de azúcar en el Central Romana Corporation, y que a su paso sólo deja el polvo que provoca enfermedades respiratorias en los niños.
Menores y ancianos en el sector George frecuentemente padecen de asma, cáncer broncopulmonar, tos crónica, faringitis crónica, rinitis alérgica y neumonía.
Los damnificados del huracán George viven en un ambiente de insalubridad, carecen de todos los servicios básicos, y peor aún, no tienen sanitarios, siendo obligados hacer sus necesidades fisiológicas en fundas y cubetas, que luego tiran en solares baldíos.
Sus viviendas son chozas, otros ocupan unos apartamentos a medio terminar que estaban siendo construidos para los profesores de la escuela. Isidro Mejía, pastor de la Iglesia Metodista, deploró el olvido oficial al que por décadas han sido sometidos los damnificados del huracán Georges de La Romana.
“El barrio George es como una jungla dentro de la civilización. Este barrio no tiene Presidente, síndico, senador, diputados. Aquí no hay dolientes”, subrayó el religioso.
Dijo que los únicos gordos que existen en el lugar, son los perros realengos que se alimentan de la materia fecal que tiran las personas al vertedero y al monte, debido a la falta de sanitarios.
“Hemos insistido en notificarle a las autoridades los problemas de la barriada, recordándoles que somos humanos los que vivimos aquí, sin embargo, no se nos hace caso”, añadió el pastor.
Además de los cultos religiosos que ofrece en una edificación en construcción, con ayuda de entidades norteamericanas, el pastor Isidro dirige un centro de formación que alberga unos 350 niños de familias pobres.
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