¿Quién dijo miedo?
¿Quién dijo miedo?
Crear confusión en un país revuelto, no es más que retratar
la burla y pegarla como un panfleto en cualquier poste de luz. Instigar a la
desobediencia civil, es aun mas burlesco.
Ayer estuve conversando con unos amigos, me decían que la situación
en la república Dominicana era anárquica y que el caos se apoderaba de las
calles. Cuando me tocó la palabra, dije: “Desde que tengo uso de razón, este ha
sido el panorama político, social y económico del país”.
El único motivo que tienen los pobres dominicanos para
levantarse en las mañanas, es la constante lucha por la búsqueda de libertades
que nunca han tenido. El proveer una familia de cinco, se ha convertido en la osadía
más grande en la historia de sus vidas.
Muchos prefieren vivir en una burbuja y aislar sus problemas
económicos en las drogas y el alcohol, otros deciden buscar alternativas
religiosas, las cuales, combinadas con los gobiernos de turno, chupan las últimas
gotas de sangre de los parroquianos, quienes sufren directamente los embates de
los curas violadores y los pastores enriquecidos, mientras el pueblo muere de
hambre.
Las actuaciones estelares del Partido de la Liberación
Dominicana y sus gobiernos, han marcado una siniestra etapa en la vida de la nación.
Han despertado una sociedad inmunda de porquerías y arrabalísmos,
convirtiéndonos en un país de chatarra y reciclaje, en las ruinas modernas del
siglo 21. Somos un grupo de maleducados recipientes, en el que todo el mundo
voltea sus desperdicios contaminantes, burlando toda ética y seguridad
nacional.
La problemática consiste en el macabro descubrimiento de la
nueva “sociedad peledeísta”, clave del éxito en el continuísta poder del
partido morado. Esta sociedad, se popularizó con la creación de “ricos pobres”,
irrespetando todo el sentido ético que deberían tener los asuntos serios de la nación.
De la noche a la mañana, ladrones, asesinos, drogadictos, violadores, narcotraficantes,
prostitutos, deportados, entre otros criminales, fueron importados a la capital
Dominicana para colocarlos en puestos claves y comenzar la transición hacia la
nueva generación del mal, situación que es la causante de todos los crímenes que
se cometen en la república Dominicana.
El apoyo a estas pandillas del crimen organizado fue tan
grande, que Leonel Fernández admitió estar orgulloso de su obra y coronó la desgracia
de los dominicanos al refundirnos en nuestras caras, la “nueva constitución”,
la que legalizó la impunidad con el lavado de dinero, el tráfico de influencias,
el desfalco al fisco, la corrupción, la prostitución infantíl, el macutéo, las
enfermedades, la inseguridad, el analfabetismo, la prepotencia y el maltrato a
los más pobres.
Danilo Medina, sabe exactamente donde está el problema
dominicano, pero no busca una solución correcta, solo transpira por los poros
del anterior gobierno y sigue en su misma política de joder al más necesitado y grandificar al
pudiente.
Las medidas de Medina son una especie de apendejamiento
voluntario, que obedece a una drástica disciplina de un partido dictatorial, lo
que pone en evidencia el prepotente y descarado proyecto peledeista, de
convertir en esclavos a los que nunca han sido libres.
Y yo me pregunto, ¿Cuándo va a despertar el pueblo? ¿Por qué
no paralizar el país? ¿Por qué la conformidad? Porque la debilidad?
Espero que muy pronto el pueblo se lance a las calles, y
desde allí, exigir que se entregue el poder a una junta civil, conformada por
distintas ramas de nuestra nación y comenzar una nueva vida sin el distintivo
morado que nos obligan a vestir.
Pueblo Dominicano, levántate en armas en contra de la
malicia del partido morado y el maldito gobierno.
Hemos caído bajo, pero si pudiéramos tan siquiera levantar
el ánimo y mirar hacia un futuro cercano, como una opción de vida para todos, sería
ideal y placentero.
“Cuando la sociedad
actúa como una gran familia; las posibilidades son infinitas”
Actuemos juntos ahora,
para salvar el país de las garras de la pandilla morada y su crimen
organizado.
¿Quién dijo miedo?
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