LOS AMEMAOS DEL TRANSITO
LOS AMEMAOS
DEL TRANSITO
JUAN T H
La Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), cumplió 16 años de
fundada. Se supone que tras su creación el tránsito vehicular ha debido mejorar
notablemente. ¿No es esa su razón su
existencia? ¡Sí! Ocurre, sin embargo, que el
caos es cada vez mayor en las ciudades del país, no solo en el gran
Santo Domingo. ¿Qué ha pasado entonces que la AMET no forma parte de la solución sino
del problema?
La culpa no es exclusivamente de los agentes que vemos diariamente
amontonados en las esquinas hablando por el móvil y haciéndose de la vista
gorda mientras los conductores violan la ley de tránsito y el sentido de
preservación de la vida tanto suya como de sus conciudadanos. La
responsabilidad es de algún modo compartida. Es del por Ejecutivo, del
Congreso, de la Justicia, y de la propia Policía. Es culpa de los ciudadanos
también.
La ciudad de Santo Domingo, por ejemplo, es una selva de cemento poblada
por animales donde prevalece la ley del
más fuerte. Es decir, del que tiene un rango militar, un cargo en el gobierno o
una membresía sindical. Para militares, funcionarios y sindicalistas no hay
reglas. Ellos detienen el tránsito cuando quieren. No respetan carriles, ni las
luces de los semáforos. ¡No respetan nada!
¡Hay conductores del transporte público que tienen más de 200 multas sin
pagar! ¿Puede ocurrir eso en cualquier otro país? ¡Imposible!
A diario vemos a conductores de vehículos pesados en las carreteras rebasando temerariamente, violando los límites
de velocidad, sin placa, sin luces, sin neumáticos adecuados. (Generalmente son
militares muy bien armados y con licencia para matar)
Un millón de motociclistas, la mayoría sin cascos, sin placas, sin
documentos, sin luces, irrespetando toda norma civilizada de conducir por las
calles.
Cientos de miles de carros públicos, autobuses y minibuses, conducidos
por irresponsables que no tienen ningún respeto por la vida.
En cada esquina hay un negocio de bebidas alcohólicas para los
conductores de toda clase de vehículos provocando accidentes generalmente
fatales. (Los dueños de estos negocios tienen poder político, económico y
militar. Nadie los toca)
El en taponamiento vehicular es cada día mayor. Y lo que es peor, no
parece haber voluntad política para resolver ese problema que tanto le cuesta
al país en tiempo, combustible, repuestos, accidentes y muertes.
Ocurre que los dominicanos residentes en Estados Unidos y en Europa cumplen
rigurosamente las leyes de tránsito, pero en su país no. ¿Por qué? Sencillo: En
esos países la policía no coge corte. El que viola la ley, sea quien sea, puede
perder el derecho a conducir, tiene que
pagar mucho dinero y hasta puede
terminar en la cárcel por muchos años.
En este país usted conduce borracho, tiene un accidente, mata ciudadanos
inocentes y no pasa nada. ¿Quién le
pondrá el cascabel al gato? Esa no es una tarea de los agentes de la AMET, es
del gobierno.
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