José León Asencio un cazador de éxitos

José León Asencio un cazador de éxitos

COMO CAZADOR PROFESIONAL APLICÓ SUS TÉCNICAS AL MUNDO DE LOS NEGOCIOS, “TIRANDO AL BLANCO DE LAS METAS CON ASTUCIA Y HABILIDAD, PERO SIN MALICIA”

Wendy Santana

Polo, Barahona.- Acertar en las decisiones que se toman en los momentos cruciales y realizar las acciones de peso en el tiempo oportuno son para don José León Asencio el ejercicio cotidiano que se debe aplicar para tener éxito en cualquiera de los ámbitos en que uno se mueva.
¿Qué hacer para dar en el blanco? Correr un poquito más que tu destino, dice este cazador de patos, guineas y tórtolas quien, para disfrutar de la satisfacción que da el tener puntería, adelantaba su tiro unos grados más al de la presa, con tanta precisión que conseguía ahí la confianza que necesitaba para lanzarse en nuevos proyectos para su empresa.
Y es que José León proviene de una familia que ha cosechado éxito tras éxito en el comercio de productos históricamente masivos, como el tabaco, el cigarrillo, el ron y la cerveza, primero por el trabajo arduo de su padre Eduardo León Jimenes, y luego por la unión de los cuatro hermanos que aplicaban la misma técnica de la caza al expandir la compañía.

“El poder levantarme como una paloma turquesa, sin necesidad de un despertador, no lo cambio por nada”.”

Don José León Asencio

Durante más de 100 años, el símbolo de las empresas E. León Jimenes ha sido la unificación familiar y el actuar bajo los mismos criterios profesionales y concienzudos, escuchando las opiniones diferenciadas, pero dándole la razón a quien la tenga con tal de lograr el objetivo: acertar en los negocios.
Llevando su reflexión al modelo de la cacería, advierte que al tratar de lograr el “tiro al blanco” nunca se debe actuar con malicia y gozo del dolor ajeno, sino con técnica y como un ejercicio de astucia y habilidades, tanto al disparar al mundo de las aves, como al tener el poder en las manos.

“Mi papá era cosechero de tabaco y se dedicó a esa industria. Él sabía lo que era el trabajo del campo y le daba la preferencia al campesino cuando se sentaban en una mesa de reuniones”.

Don José León Asencio

La corrupción, para él, es dañina para todos y quien pueda controlarla está en el deber de hacerlo para que el país pueda avanzar y entrar en el mundo globalizado, competitivo y dinámico, sin que ello implique hacer trampa, y tácticas maliciosas de enriquecimiento.
Para el hijo menor de don Eduardo León Jimenes, el único que le sobrevive y que está llamado a mantener el legado familiar, la gente que piensa que la única forma de llegar a la meta económica trazada es la “trampa” está carente de principios éticos y morales, y aunque llegue tendrá que bajar la cabeza cuando  lo señalen o cuando la sociedad repudie a sus hijos y nietos.
“La corrupción corroe, destruye los principios, los valores y las reglas del juego. Y ese es uno de los grandes retos que tiene el presidente Danilo Medina en su gobierno, pero para eso necesita la colaboración de todos, para respaldar cualquier decisión cuando trate de corregir esa esfera en la que se mueve”, comentó al contestar la pregunta ¿A qué le teme?
Don José León atribuye a la corrupción el atraso en que vive el país, los problemas de educación, económicos y políticos que tenemos.
“Pero me alegra muchísimo ver la aceptación que tiene el presidente Danilo en el aspecto político y, sobre todo, la forma que tiene de enterarse de las necesidades de las comunidades, sin intermediarios. Creo que ha escalado muy bien y ojalá que siga bien”.

EN DOBLE VÍA

Vemos que le preocupa el destino del país. ¿Qué cree que debe cambiar?

Creo que el problema eléctrico, que viene desde hace muchos años, debe ser resuelto para la instalación de nuevas industrias que puedan aportar al desarrollo del país, porque no hay dudas de que los problemas de energía nos hace poco competitivos y eso es muy importante en un mundo globalizado. El problema de la corrupción, como te dije, hay que eliminarlo porque eso impide la entrada de capitales. La educación es muy floja. Tenemos que prepararnos más para enfrentar lo que viene. Algunas empresas han sido adquiridas por capital extranjero, pero se pueden ir. Hay que prestarle atención a eso.

Usted practicaba cacería como deporte, ¿Qué significaba la muerte de las aves?

Nada. El placer de los cazadores, sin abusar del animal. Debes darle una oportunidad, nunca he sido cruel. Tanto yo como mi hermano Fernando, que era el más experto en esto (Guillermo era más pescador), no usábamos cañón, para no estropear demasiado a la presa, sino un calibre de 410 y no cazábamos todo el día, sino un par de horas. Lo hacíamos como deporte: acertar, poder dar en el blanco, es un ejercicio de puntería. No es fácil lograrlo en el vuelo alto de un pájaro, y hacerlo nos daba impulso de atrevernos a hacer lo que había que hacer para triunfar.

¿Qué participación le ha dado  a sus hijos en las empresas?

Tengo dos hijas, María Amalia y Lidia. Tenía un varón que murió.  María Amalia, que es la mayor, está al frente del Consejo de Directores del Grupo León Jimenes y es la encargada del centro cultural, la emisora y la fundación. Pero ambas trabajan en esos asuntos. Mi mujer, Petrica, mis dos hijas y mis nietos que están en el país participan de las reuniones para que estén enterados de todo, aunque no son todavía miembros del Consejo. Y tengo un nieto, Marcos José, el mayor de María Amalia, que me hubiera fascinado que se quedara al frente del Grupo en representación mía, pero ha formado una compañía en Boston, con un compañero de inversiones. ¡Es un muchacho excepcional!

Usted ya está en retiro. ¿Quién es la cabeza ahora?

El Grupo León Jimenes está compuesto por la tercera generación; o sea, los nietos de Eduardo León Jimenes, mi papá. Son los hijos de los cuatro hermanos que trabajaron en la empresa: Eduardo, Fernando, Guillermo y yo. La mayor era Carmen Rosa, pero ella se dedicó a otro tipo de labores. Nosotros somos una familia unida y cada uno de mis hermanos está representado en el Consejo del Grupo León Jimenes, y hay otros siete miembros de mucha calidad humana y profesionalidad que fueron elegidos por la familia, con quien tienen muy buena relación.

¿Cómo lograron ustedes mantenerse unidos si generalmente se va perdiendo ese tesoro?

Hay una ley natural universal, que reza que a partir de la tercera generación, los grandes emporios se caen porque sus dueños tienen otros intereses, no tienen el cordón umbilical ahí, como lo tuvo el fundador y sus primeros descendientes, sus hijos. Para nosotros ha sido una bendición de Dios el mantenernos todavía de pie en el Grupo León Jimenes.

¿Por qué cree usted que la empresa sobrevivió al tiempo de su padre? ¿Por qué se hizo emblemática?

Hay dos principios sólidos que se han mantenido en nuestra familia: actuar con humildad y dar un trato justo a los demás, respetando las leyes. Muestra de ello es que nuestros empleados quieren que sus hijos sólo trabajen con nosotros.

¿Cómo cuidaban ustedes la imagen de la empresa al ser promotora de productos catalogados como vicios?

Vicios no. Se trata de un asunto cultural que nos ha caracterizado siempre. El hombre, desde el inicio de su existencia tomaba alguna bebida o inhalaba sustancias para relajar su cuerpo. El cigarrillo, la cerveza y el ron son productos de consumo masivo porque generan algún bienestar, siempre y cuando no se exceda de las cantidades razonables. Nosotros, en las campañas, lo que hacíamos era no utilizar jóvenes con fines publicitarios, sino la imágenes de adultos que sabían lo que estaban haciendo.

El momento del retiro y del relevo

Don José León Asencio se levanta todos los días a las seis de mañana a tomarse un café mirando el panorama verde que le regala este municipio, una zona cañera y cafetalera, preñada también de frutas cítricas, hortalizas, rubros y granos de distintas especies, además de su particular polo magnético.
Lo acompaña su esposa Petrica Cabral de León, y con ella comparte la satisfacción del deber empresarial cumplido, una familia bien encaminada, unos cuantos libros de crecimiento espiritual, la habitual música de la emisora Raíces y el canto de los pájaros que cada día le anuncian que su agenda está vacía.
¡Pero eso no tiene precio!, dice al referirse de la “agenda vacía” porque  representa un reposo absoluto, el descanso que le quiere dar al cuerpo y la mente, tras más de 50 años consagrado al trabajo productivo, con un día a día comprometido a hacer realidad el sueño de su padre y con una nueva meta de hacer crecer la empresa E. León Jimenes.
“Les confieso que el retiro no ha sido nada difícil, en lo absoluto. Yo tengo una satisfacción inmensa porque es parte de la responsabilidad de uno: pasar la antorcha, y si se hace conforme a que se ha hecho bien y a que se ha hecho todo, por qué dudar en tomar esa decisión si corresponde tomar ese descanso”.
Así piensa este hombre que enaltece las costumbres dominicanas desde el museo E. León Jimenes, en la ciudad de Santiago, creado en honor a las enseñanzas culturales que aprendió en el seno de sus padres,  don Eduardo León Jimenes y María Asencio Córdoba.
Hombre que durante sus años de preparación en Boston, Estados Unidos, cuidaba niños a cinco dólares la hora exclusivamente para comprar música de Frank Sinatra y otros artistas famosos de estilos muy exclusivos, hoy es el sustento de la emisora Raíces y quien selecciona cuidadosamente los pensamientos y piezas que enriquecen el alma.
“El Profeta”, de Khalil Gibran, es una de sus obras preferidas de lectura en su casa de estilo europeo londinense, en su retiro, la cual lee una y otra vez buscando respuestas a las cosas grandes y pequeñas que tiene la vida y, principalmente, aquellas que no se ven ni se escuchan ni se pueden tocar, sino sentir, como es el dolor de la pérdida irreparable de su único hijo varón.
José Eduardo se llamaba el joven, pero un vehículo lo atropelló mientras cruzaba la calle al dirigirse al colegio Carol Morgan cuando estaba donde funciona hoy el Teatro Nacional. El chofer lo dejó al otro lado de la calle y al caer perdió el conocimiento y quedó inconsciente durante seis años, hasta que se rindió a la muerte.
Este episodio es el único trago amargo que ha tenido don José León en su larga carrera de éxitos, tanto a nivel de empresa como familiar y, aunque no quería citarlo, porque está en una etapa de su vida de olvido y descanso espiritual, no podía ocultar ese grito callado que hay en su mirada cuando nos cuenta esa historia hablando de las delicias del retiro. “Los beneficios del retiro son muchos. Oigo música, leo todas las cosas que enriquecen el espíritu, por ejemplo, el libro El Profeta. Cuando mi hijo murió en condiciones... (se le dificulta pronunciar esta palabra) trágicas, cuando el Carol Morgan estaba ... (es como si no quisiera recordar ese lugar) donde está el Teatro Nacional y el chofer lo dejó del lado opuesto y un jeep de la Policía le dio y quedó inconsciente 6 años, vivió y murió... ya no puede seguir.
Al recuperarse del trance retoma la idea y nos cuenta: “A donde quería llegar es que nos mudamos de la zona y el primer día, al llegar a la oficina encontré ese librito y desde entonces lo leo y de ahí salen muchos pensamientos que se leen en la emisora y que versan sobre el amor, el trabajo, la alegría, la tristeza, el hogar, el crimen, el castigo, el dolor, la razón y la pasión, entre otros aspectos fundamentales de la vida.
Cama, lectura, música, deportes, la computadora para mantenerse en contacto con amistades y colaboradores, alguna que otra noticia en la televisión, revisión de periódicos para estar al día, son suficientes para pasar los días junto a su esposa Petrica, a quien confiesa que le debe muchos días de atención que le robó para dedicarlo al trabajo, y hoy quiere compensarlo con atención y cariño, igual que con sus hijas María Amelia y Lidia.
Don José sólo va a la Capital cuando hay un consejo del Grupo León Jimenes porque todavía es presidente de éste, el cual está compuesto por la tercera generación, integrada por los hijos de los cuatro hermanos León Asencio: Eduardo, Fernando, Guillermo y José.
Otros siete miembros completan la plana y, según reveló José León, están muy compenetrados con la familia y con la mística de las empresas, en el sentido de devolver a la sociedad parte de lo que brinda con su confianza y la preferencia de los productos de consumo.

El origen de la empresa y sus 110 años de éxitos

1903: Fundación de la fábrica de cigarros La Aurora, en Guazumal, Santiago,
1912: Traslado de la fábrica al centro de la ciudad de Santiago
1926: Se crea el logo de La Aurora con un emblemático león echado.
1930: La fábrica de cigarros se constituye en la empresa E. León Jimenes
1935: Se lanza la cerveza Presidente como producto nuevo en la empresa.
1937: Fallece el creador de la empresa, Eduardo León Jimenes, y queda a cargo de su hermano Herminio León Jimenes.
1951: Fallece don Herminio y los cuatro hijos varones de don Eduardo León asumen el negocio.
1949: Se diversifica el producto con el lanzamiento de la marca Malta Morena.
1957: La firma E. León Jimenes crea un sindicato de trabajadores y se firma un pacto colectivo.
1963: Se inaugura la fábrica de cigarrillos con cinco productos: La Aurora, Sublime, Oro Negro, Premier y Perlas.
1969: Se suscribe la alianza entre E. León Jimenes y Philip Morris International, iniciándose con Marlboro la fabricación de marcas internacionales.
1972: Se lanza la marca de cigarrillos “Nacional”, primero de tabaco rubio cosechado en el país.
1983: Se funda la Cervecería Bohemia, con el apoyo de la Miller Brewing Company, introduciendo al mercado la marca local Bohemia.
1984: Una concesión le permite producir y comercializar el extracto de Malta Lˆwenbr‰u de Alemania.
1985: Cervecería Bohemia realiza un convenio con la casa matriz de la cerveza holandesa Heineken para su producción y venta.
1986: El consorcio adquiere la mayoría accionaria de la Cervecería Nacional Dominicana, productora de Malta Morena y cerveza Presidente, líder del mercado.
1990: Se inicia la exportación de la cerveza Presidente hacia Las Antillas y Estados Unidos, donde actualmente vende 1.5 millones de cajas anuales. También la exportación de cigarros hacia algunos países de Europa, Asia y América.
1996: Incursiona con INDAL, S.A. en la industria de alimentos, posicionando en el mercado marcas como Tang, Kool Aid y Clight, mercadeadas exitosamente hasta 2003.
2003: Año del Centenario de la fundación de Grupo León Jimenes, inauguración del Centro León y de la emisora Raíces.
2005: Cervecería Nacional Dominicana presenta al mercado la marca Presidente Light
2006: Cervecería Nacional Dominicana presenta al mercado la marca The One
2009: Cervecería Nacional Dominicana presenta al mercado la marca Bohemia Light y Malta Morena Activa.

2012: La tercera generación le impregna a la empresa un estilo de promoción personalizado, acorde con las preferencias actuales.

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