Editorializando
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La Dirección
Nacional de Control de Drogas (DNCD) y Dirección Central Antinarcóticos (DICAN)
desarticularon, la pasada semana, una red de narcotráfico en La Rosa, de Sabana
Toro, en San Cristóbal, que tenía su propio laboratorio para procesa droga,
como en la selva colombiana.
Este
descubrimiento debe servir de alarma ante la posibilidad de que haya otros
laboratorios parecidos en diversos lugares del territorio nacional, y que
hayamos pasado de ser un puente para el tráfico de drogas entre América del Sur
y Europa y los Estados Unidos.
El país debe
fortalecer los mecanismos de inteligencia e interdicción, y debe fortalecer la
capacidad de la justicia para sancionar sin miramientos a quienes se vinculen y
se beneficien del narcotráfico, independientemente de la posición que pudieran
ocupar en los estamentos estatales.
Es una
posibilidad. Hay gentes vinculadas a los organismos estatales que utiliza sus
relaciones, posiciones o reconocimientos para lavar dinero, para permitir
negocios turbios y beneficiarse de actos ilícitos. Y parecen exactamente todo
lo contrario.
Hay que
poner atención al tráfico de drogas y al lavado del dinero resultado de las
drogas y el crimen.
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