Por Milady Leonardo

El liderazgo de este estadista, de este demócrata a carta cabal tiene a muchos preocupados y estoy de acuerdo con algunos que así lo han escrito.

Hipólito Mejía es un fenómeno de la naturaleza, algo poca veces explicable. Uno de esos fenómenos que dejan más preguntas que respuestas, un político hecho de carne y huesos pero que también tiene alma, tiene corazón, tiene sensibilidad humana.

Hipólito Mejía hombre tierra, hombre campo, hombre llanura, montana y sol, hombre humilde, hombre pueblo, hombre amor. Un político sin cola que le pisen, sin expediente pendiente, sin deudas que saldar. Hipólito Mejía el presidente, el padre, el esposo, pero también el hombre de riendas a tomar, el incansable, el justo, el que entiendes que todos tienen derecho a participar, a opinar, a aspirar, a comer, a trabajar, a ser tomado en cuenta.

Pero es bueno saber que este hombre no es un extraterrestre es de tierra, montana y llano, es un corre caminos en pro de la democracia, es un fajador, un inspirador de jóvenes y viejos, ”un tipo bien” (como dicen en mi pueblo), un hombre que desde afuera percibe lo de adentro, un tipo que usted lo vira por todos los lados y por todos lados da honestidad, sencillez humildad, lealtad, integridad.

Un hombre digno de que se le respete. Pero muchas veces tanto decoro causa envidia, causa roncha, causa malestar y es que el paquete cuando es tan completo causa miedo, causa preocupación para aquellos que reúnen una condición pero carecen de otras que le sobran a este fenómeno político llamado Hipólito Mejía.

Por eso muchos en su carrera quieren llegar a la meta sin haber trillado el camino, pero este hombre no se espanta todo lo contrario sede el paso apegado a sus principios y al respeto a la democracia, es un competidor justo, pero apegado a las reglas, sabes que los espacios se ganan trabajando y demostrando capacidad y entrega, pero que todo estos esfuerzos deben estar acompañado de un ingrediente de dignidad, honestidad, responsabilidad, sinceridad y buenas intenciones para aquellos por los que el lucha: ”primero la gente”.

Hipólito Mejía acepta la competencia sobre las reglas, aunque no solapa los errores, el estadista sabe en qué pie está parado y acepta el reto y asume los riesgos, porque para el pueblo es lo primero, porque para él su compromiso es con la patria, porque él conoce de sus problemas, conoce a su pueblo, sabe de que carece y quiénes son los que están en necesidades de que un hombre como el tome las riendas del poder para volver a llevar un plato de comida caliente a la mesa, como lo hizo en su gobierno en cada hogar dominicano.

Por eso en cada abrazo que Hipólito Mejía recibe de su pueblo siente un grito de auxilio, el cual el devuelve con un gesto de esperanza, con un gesto de humildad, de amor y entrega.

Hay quienes ven esto como algo normal, pero es evidente que para otros esto representa un peligro para sus planes y aspiraciones políticas; pues son demasiadas cualidades en un solo cuerpo, en un solo ser.

Hay quienes hasta pierden el norte, pues la competencia esta dura porque papa a los 73 años aun no se raja y esta’ más duro que un roble, y es que este hombre entiende que hay un deber, una misión que cumplir, una responsabilidad ineludible su pueblo y por eso sigue en las calles como todo buen soldado, dispuesto a echar el pleito!

Limpio no es el que limpia
Limpio es el que no ensucia

Anibita José

El Dominicano en USA