Yo no vuelvo a perder
De la capital, ni te cuento, la aventura de trasladarse de un lugar a
otro, se convierte en la más intrépida de tus excursiones, comentó mi
hermano/amigo, se considera un fantasma, al que transita por esta acalorada y
complicada ciudad sin ser asaltado o atropellado.
Era la primera vez que oí a mi amigo quejarse del país, fue la única vez
que habló mal de él. Y todo obedecía a un pretexto para hacer la mejor de las
propuestas que jamás me habían hecho en mis 50 y tantos años de vida. Compañero,
me dijo, “yo ya no aguanto perder otra elección, yo voy a dejar de ser
revolucionario y de estar en la oposición, yo voy a ser gobierno, aunque sea en
el partido morado”.
La decepción de pertenecer a un grupo de gente que no quiere entender que
Peña no vive y que sus ideales han sido pisoteados por sus mismos compañeros,
por ellos mismos. El dolor de ver sus ideas perderse en las arcas de los burgueses
que dirigen nuestros destinos y nuestras creencias políticas, me ha instado a
insistirle a usted y a un grupo selecto de amigos del Estado de la Florida y de
mi pueblo en la isla, para que juntos nos integremos a un paso más cerca de ser
gobierno y de conseguir que se respeten nuestros derechos y se nos otorguen las
preseas por nuestra labor proselitista a favor de cualesquiera que sean los
candidatos, insistió mi amigo.
Yo quiero ser reformista, me dijo con voz entrecortada, como para que no
entendiera claramente, lo que me estaba confesando. Esta conversación fue telefónicamente,
por eso no pudo captar mis expresiones de alegría y libertad, le contesté,
cuente conmigo compañero, para mí es como volver a casa, allí nací, allí ejercí
mi primer derecho al voto a mis 16 años, aunque también perdí de Don Antonio,
siento orgullo y mucha honra, haber votado por Balaguer.
Una propuesta como esta, en momentos como el que estamos viviendo, es la perfección
hecha ser humano, en boca de un gran amigo, un hermano.
No habrán arreglos inmediatos en el PRD, jamás oyeron nuestras sugerencias
de oponer al gobierno y de incluso, impugnar las elecciones pasadas, por lo que
nuestro apoyo ira dirigido en nuevas empresas, más responsables y mas agradecidas
con sus colaboradores. Como podrán notar, los intereses personales y el deber
de proveer a nuestras familias, nos convierte en seres humanos capaces de pensar
en un futuro más digno para los nuestros.
No quisiera oír la palabra malagradecido de ninguna boca, negra, blanca o
morada, pues todo lo que dimos lo hicimos de corazón y nos gastamos la escuela,
la comida y el techo, sin contar la vergüenza de nuestras familias en el
esfuerzo de llevar nuestro candidato al poder, y logramos ganar las elecciones,
y nos vendieron como esclavos.
Me voy, pero quiero dejar las puertas abiertas para mejores
proposiciones, con hechos, no con palabras.
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