Más que un culto; es un tributo a la “Virgen de la Caridad del Cobre”

Más que un culto; es un tributo a la “Virgen de la Caridad del Cobre”


Las Américas

Miami, Fl.- Todos los pueblos, por lo general, tienen sus símbolos religiosos, que van unidos por indiscutibles lazos a lo que puede llamarse el alma nacional, el contenido espiritual que trasciende al simple objeto material que es el país. En Cuba la manifestación de la Virgen María, madre espiritual de los cristianos, está en la Virgen de la Caridad o Virgen del Cobre, tradición y leyenda viviente, sustento del alma nacional cubana.

Así lo han entendido los cubanos durante más de cuatro siglos, que han incorporado a nuestro calendario el 8 de septiembre como el Día de la Caridad del Cobre, porque allí, en la localidad del Cobre, en el oriente de la isla, hace muchos años se construyó el santuario para la sagrada imagen de la Virgen de la Caridad.

Hasta 1959, todos los años el 8 de septiembre se llevaban a efecto grandes peregrinaciones a dicho santuario; y además, en las iglesias del resto del país, donde siempre había un altar para la Virgen de la Caridad.

En la leyenda de la aparición de la Virgen, se confunden misterio e historia. Es de todos conocido el relato de la aparición de la Virgen flotando misteriosamente en las aguas, bien movidas tras el paso de una tormenta, en la bahía de Nipe, en una pequeña imagen de 35 centímetros de alto, recogida en su casual encuentro por tres humildes personas que navegaban en una frágil embarcación. Era el año 1612, y el misterio se apoya en el hecho de que dicho bote tenía que cruzar en el punto y el momento en que lo hicieron, porque de no ser así, no se hubieran topado con el pequeño cuerpo físico de la imagen.

Durante nuestras guerras por la independencia, los mambises mostraban su devoción a la Virgen, e incluso, en los orígenes de la Guerra de los Diez Años (siglo XIX) buscaron la bendición de sus armas ante su altar.

El Gobierno castrocomunista, con su ateísmo oficial y dogmático, intentó al inicio borrar o suplantar los símbolos religiosos tradicionales, por los del activismo político. Y el temor –la conveniencia en muchos casos- hicieron que la relación con la Virgen se quedara en voz baja en el interior de los hogares y otras veces en el silencio. Pero con el tiempo y las circunstancias, está resurgiendo, en un necesario renacimiento de circunstancias, está resurgiendo, en un necesario renacimiento de la fe, este símbolo de nuestro país.

Los exiliados cubanos, desde sus primeros años de su establecimiento en estas tierras norteamericanas, trajeron el culto de la Virgen de la Caridad, y hasta una imagen suya pudo llegar desde la isla.

Como culminación de ese trasplante, tenemos el santuario de la Ermita de la Caridad a la orilla de la bahía de Biscayne, en la que el domingo pasado se llevó a efecto una procesión marítima desde el malecón de la Ermita, después de la misa de ese día, como adecuado preámbulo del próximo día 8 de este mes de septiembre.


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