¡DESOBEDIENCIA CIVIL!
Juan TH
No
es un llamado a una guerra civil, una huelga política indefinida, ni un golpe
de Estado, es sencillamente desacatar el “estatus quo”, como lo hicieron en su momento Martín
Luther King, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela y el literato y filósofo Henry
David Thousea, autor de la obra “desobediencia civil” en 1849, que terminó en
la cárcel por negarse a pagar impuestos en protesta por la guerra de Estados
Unidos contra México y por oponerse a la esclavitud.
“La
desobediencia civil es una forma de resistencia pasiva del pueblo a un gobierno
ilegítimo, tiránico, oligárquico, injusto o gravemente ineficaz. Consiste en
actos pacíficos de desacato a las órdenes de la autoridad o de incumplimiento
de los deberes legales para con el Estado. En ambos casos, la desobediencia
civil implica infracción deliberada de las leyes”, dice Rodrigo Borja.
El
diccionario de Ciencia Política de Andrés Serra Rojas coincide señalando que la
“desobediencia civil” es la actitud “que adopta una persona o grupo que se
niega a cumplir con sus deberes legales o administrativos, como protesta por
situaciones que la autoridad prohíba y que la persona o grupo combate”.
En
abril de 1984 durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco, justo después de la
Semana Santa, se produjo lo que Juan Bosch llamó “una poblada” consecuencia de
las denuncias de corrupción, la firma con el Fondo Monetario Internacional y la
devaluación de la moneda, provocando cientos de muertos.
Para
desacatar las disposiciones del gobierno se requiere de una población
consciente, empoderada y de una
oposición grande, unida y dispuesta a jugar el rol que las circunstancias
determinan, porque razones hay de sobra existen para enfrentar en las calles,
los campos y ciudades, como en Brasil, por todos los desafueros y todas las burlas
que a diario comete el gobierno contra la población.
El
Partido Revolucionario Moderno (PRM) está enfrascado en una disputa interna
para escoger a sus candidatos con miras a su participación en los comicios presidenciales, congresuales y municipales del
año próximo, cuando debería estar organizando y participando en todas las
protestas, incluyendo la “desobediencia civil”, porque parece no darse cuenta
que con la actual Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral, en
el país no habrá elecciones limpias ni libres.
El
gobierno (Danilo & Leonel) no le teme al PRM porque sabe que sus dirigentes son
conservadores y forman parte del sistema, en tanto que la izquierda es
prácticamente inexistente, del mismo modo que la llamada “sociedad civil” solo
tiene vigencia en los diarios, ya que muchos de sus integrantes solo buscan
notoriedad. (En la canción Harapos Silvio Rodríguez criticando la pequeña
burguesía dice lo fácil que es “protestar por la bomba que cayó a mil
kilómetros del ropero y del refrigerador”)
¿Para
qué pagar impuestos si los utilizan para costear campañas electorales, si se
los roben los funcionarios con el propósito de
comprar jets de hasta 24 pasajeros, helicópteros, yates de varios
camarotes, mansiones, fincas, villas, mega divas y una que otra “chapeadora”,
mientras el pueblo se muere de hambre? ¿No es esa una razón más que suficiente
para la desobediencia civil?
Subir
los precios de los combustibles desorbitantemente, mientras bajan en el mercado
internacional, ¿no es otra razón para la desobediencia civil? Aumentar la deuda
externa de 9 mil a más de 30 mil
millones de dólares sin haber resuelto un solo problema nacional, ¿no es motivo
para la desobediencia civil? Más de 200 casos de corrupción sin resolver porque
falta de justicia y voluntad política, ¿no es motivo para la desobediencia
civil o para una poblada más grande que la del 84?
Evacuar
(fuera del cajón) de la letrina de la Suprema Corte de Justicia un auto de “no
ha lugar” en favor de Félix Bautista y otro a Félix Rodríguez, ¿no constituyen
razones más que suficientes para la desobediencia civil y de paso prenderle
fuego al país por los cuatro costados?
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