HIPÓLITO Y LUIS
Por JUAN T H
Ese binomio
fue exitoso en el 2012 al obtener en las
elecciones un 47 %, a pesar de los 50 o 60 mil millones de pesos que gastó
Leonel Fernández para imponer, a
regañadientes, al candidato de su partido, pues de lo contrario terminaría en
la cárcel.
Ese 47 % se
logró a pesar de esa inversión millonaria, la participación activa de
ministros, vice ministros, embajadores, cónsules, Fuerzas Armadas, Policía,
jueces y fiscales, Junta Central Electoral, etc., en favor del partido oficial
y su candidato, Danilo Medina. Además de todos esos factores, ese 47 % se
alcanzó no obstante la traición, burda y descarada, del sector que encabezó en
el PRD Miguel Vargas. Significa que ese 47 % de Hipólito Mejía y Luís Abinader,
fue una verdadera epopeya.
Algunos
dicen que ese es el pasado, que el candidato presidencial ahora debe ser Luis,
no Hipólito. Cuando pregunto por qué las respuestas no me resultan
satisfactorias. Alegan que Hipólito ya ha perdido en otras ocasiones, que
comete errores al hablar, que ya fue presidente, que está viejo, que debe darle
paso a las nuevas generaciones. Afirman, lo cual me parece un caramelo
envenenado, que Hipólito es el líder y Luís el candidato.
El mejor
aliado de Luis es el tiempo, pues apenas tiene 47 años de edad. El tiempo para
Hipólito no es un aliado, es su principal enemigo. Aunque tiene una salud de
hierro, pronto cumplirá 74 años. Este sería, como diría la gente del pueblo, “su
último cartuchaso”, pues para el 2020 tendría 79 años. Luís puede esperar, Hipólito no.
¿Por qué
descartar a un hombre que ha sido ministro y presidente de la República, con
una experiencia política de 50 años, dueño de un liderazgo único en el país actualmente?
¿Quién dice que ese hombre, que pasó por la presidencia de la República sin
“robar ni matar”, no puede volver al cargo?
¿Cuál es la
experiencia política y de Estado de Luis? Hasta donde sé, muy poca. No ha sido
ni regidor. Aunque debe decir a su favor, que es un joven emprendedor,
empresario exitoso con un excelente currículo académico, sin vínculos con la
corrupción, por lo cual le auguro muchos éxitos en su vida.
Pero Luís
parece apresurado, cuando no tiene razones. Quiere correr más que la bola, lo
cual es imposible. La propuesta de escoger el candidato mediante encuestas, fue
una torpeza. Aceptar la proclamación a la presidencia por un partido que no es
el suyo, parece un acto de desesperación para causar un golpe de efecto que no
logró. Al contrario sus consecuencias fueron negativas.
Enfrentar
virulentamente a Hipólito y a su equipo como está ocurriendo, tampoco es
sano. Luis no tiene por qué desafiar a
un líder como Hipólito que por demás ha sido su protector y promotor en la
política y con quién mantiene unas excelentes relaciones personales. La política puede ser una guerra, pero jamás
un ring de boxeo entre compañeros que no puede ser excluyentes si quieren
obtener la victoria en el 16.
Mi candidato
en el PRM es Hipólito por las razones antes expuestas. Pero si el candidato es
Luis estoy dispuesto a respaldarlo con entusiasmo. No tengo nada en su contra.
Al contrario, le tengo afecto. Mis diferencias son políticas, nada más.
Hay que
sacar del poder al PLD; evitar que el nefasto Leonel vuelva al gobierno. Y para
lograrlo es preciso un partido fuerte y unido. El país está por encima de
Hipólito y de Luís. En ese sentido lo mejor sería un “entendimiento democrático”
entre ambos que permita a las bases elegir a los candidatos. ¡Y el que ganó,
ganó! Los que se frotan las manos y apuestan a la división de Hipólito y Luis,
creo se equivocan. La sangre no llegará al río. Al final primará la buena
voluntad y la sensatez.
Que compitan
en buena lid durante un proceso convencional abierto, plural, sin trampas ni
fraudes, sin insultos ni descalificaciones, porque al final, cuando las bases
decidan el ganador, sea quien sea, Hipólito, Luís, Geanilda o Amaury Justo
Duarte, necesitará del apoyo de las otras partes. Así será.
Si me tocara
decidir los candidatos del PRM y la Convergencia, repetiría la fortuna del
2010: Hipólito y Luis para los comicios del 2016.
Limpio no es el que limpia
Limpio es el que no ensucia
Anibita José
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