EL CANDIDATO
Hace apenas
unas semanas Hipólito Mejía comenzó a buscar la nominación presidencial por el
Partido Revolucionario Moderno provocando un avispero sus adversarios que se
han apresurado a pagar encuestas en los diarios para crear una percepción
distinta a la realidad.
La aparición
de Hipólito es un elemento preocupante dentro y fuera del PRM. Hablamos de un líder natural, ex
presidente de la República, con calidad
moral y política para hablar. Es de los pocos presidentes de América Latina que
abandona el cargo sin expedientes de corrupción y de criminales, porque, como
él mismo suele decir, ni robó, ni mató.
Como no
“robó, ni mató”, puede caminar el territorio nacional y el extranjero sin temor
al repudio violento del pueblo, como ocurre con Leonel Fernández. Todo lo
contrario. En los lugares públicos donde aparece la gente se le acerca, lo
saluda, lo abraza y le pide colocarse a su lado para una foto, a la que siempre
acede.
El cariño
hacia el ex mandatario es más que elocuente. Su tasa de rechazo, fruto de la
crisis económica que afectó su gobierno por la quiebra fraudulenta de algunos
bancos privados, ha desaparecido. El pueblo sabe que Hipólito salvó el sistema
financiero del país salvaguardando los dineros de 700 mil ahorrantes, como bien
lo reconocieron en su debido momento los banqueros.
Como
candidato per sé, Hipólito es el mejor. Su experiencia como ministro de
Agricultura, como ex candidato vicepresidencial, presidente de la República,
líder carismático, amado por su pueblo, lo convierten en el mejor candidato
para enfrentar al candidato del PLD, no importa como se llame.
Nadie en el
PRM tiene sus condiciones, ni su experiencia. Nadie tiene ese imán, ese “melao” con los humildes. Nadie se
conecta con la gente pobre de manera tan natural.
En todos los
años que tengo a su lado he comprobado que le gusta el trabajo en equipo y
escucha a sus consejeros o asesores. No cree saberlo todo. Al contrario, suele
equivocarse al hablar creyendo que puede decir todo cuanto piensa. La
sinceridad lo traiciona muchas veces. Pero es de los pocos políticos capaz de
reconocer sus errores y limitaciones. No anda con poses. No se cree predestinado
ni un mesías.
Hipólito no
lanzó su candidatura presidencial antes porque lo no creyó prudente. Antes era
necesario crear un partido, una marca, una estructura, una dirección partidaria
con todos sus organismos.
Montar una costosa
campaña sin un partido debidamente organizado sería un error imperdonable para
alguien de su capacidad y experiencia. Primero el partido, la estructura, los
organismos de dirección tanto en el territorio nacional como en el extranjero.
Concluido ese proceso, entonces si procede, como dice él, ir al seno de la
sociedad a “la calle el medio” a buscar los votos necesarios para ganar la
convención, no importa que el padrón sea abierto o cerrado.
Hipólito
Mejía es ya precandidato a la presidencia por el PRM. Nunca tuve dudas de que
así sería. Si alguien creyó lo contrario, se equivocó de cálculos. Como he
dicho muchas veces, la historia enseña que los liderazgos no se prestan, no se
alquilan, no se venden, no se traspasan ni se heredan, se ganan.
Confío en
que los adversarios de Hipólito dentro del PRM, Luís Abanador, Amaury Justo
Duarte, Geanilda Vásquez y cualquier otro que pueda aparecer, permitan que el
proceso de elección de los candidatos del PRM y de la Convergencia se
desarrolle en un clima de unidad y respeto.
Llegar al
poder, desplazar al PLD del gobierno es más importante que cualquier
candidatura, incluyendo la de Hipólito y la de Luís. Como digo siempre, “el
todo es más importante que cualquiera de sus partes”.
"Limpio no es el que limpia Limpio es el que no ensucia"
Anibita José
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