UN LÍDER PARA EL PRM
Por JUAN T H
Un líder es
aquel que tiene la capacidad de influir sobre los demás gracias a su calidad
moral, su capacidad, su talento, tenacidad, responsabilidad y disciplina.
Un mesías es
un predestinado, un enviado de dios, lo más cercano a la divinidad, como Jesús.
Un jefe da
órdenes que deben ser cumplidas sin chistar, sin preguntar por qué. Al jefe hay
que seguirlo por su autoridad militar, económica o de cualquier otra naturaleza.
Con frecuencia el jefe es también el líder. Y viceversa.
Aníbal D´
Ángelo Rodríguez en su Diccionario Político establece dos tipos de líderes; los
institucionales y los carismáticos. Los primeros, dice, son aquellos “que
suscitan lealtades en la medida de su inserción en las instituciones. En ellos
los dotes personales tienen un papel secundario”
En el líder
carismático, apunta, lo esencial es la persona. Puede –o no- apoyarse en
instituciones pre-existentes. Puede –o no- producir la ruptura de las viejas
instituciones y crear unas nuevas. En cualquier caso, las lealtades que
promueve son a título personal”
“El líder
proyecta una imagen de seguridad en sí mismo, de arrogancia, de suficiencia, de
fuerza, conocimiento y firmeza. La masa necesita psicológicamente un liderazgo
y una conducción así. El líder le brinda la seguridad que ella anhela. Por eso
la masa suele entregar su destino al líder y se somete a sus determinaciones”,
dice el ex presidente ecuatoriano Rodrigo Borja.
“El pueblo,
por su lado, ama al líder, le comprende, confía en él, le sigue, pasa por alto
sus errores, no da oídos a los ataques de sus adversarios. Hay algo en el líder
que infunde estos sentimientos”, subraya Borja.
El estratega
militar, filósofo y consejero chino Sun Tzu escribió, hace más de dos mil años,
El Arte de la Guerra, una obra que ha servido de guía a grandes líderes de
todos los países, desde Mao Tse Tung hasta Napoleón, entre muchos otros.
Sun Tzu
estableció las cinco virtudes de un líder, a saber, Inteligencia, Honradez,
Humanidad, Valor y Severidad. De igual modo dijo que los defectos suelen ser,
Imprudencia, Cobardía, Carácter Irritable, Vanidad, y, Temor a las perdidas.
Si es sabio,
apuntó Tzu, podrá reconocer los cambios de las circunstancias y de actuar en
consecuencia; si es sincero, sus hombres no dudarán de la seguridad de sus
premios y castigos; si es humano, amara a la gente, simpatizará con los demás,
apreciará su laboriosidad y esfuerzo; si es estricto, sus tropas serán
disciplinadas, porque viven fascinadas con él y temen sus castigos; y, si es valiente, obtendrá la victoria porque
aprovechará las oportunidades sin titubeos.
El líder,
como diría José Francisco Peña Gómez, es aquel que puede ver “más allá de la curva”.
Es decir, puede predecir o advertir lo que los demás no pueden.
El español
Felipe González cita al ex presidente de Estados Unidos John Quincy Adans
cuando dijo: “Si sus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más,
lograr más y crecer más, entonces, usted es un líder”.
En su obra
El liderazgo en tiempos de crisis, González considera que “a un líder no lo
define su voluntad de serlo –aunque la tenga-, sino los resultados de lo que
hace”.
Dice más:
“…creo que el líder de un proyecto de cambio tiene que ser por definición
rebelde en primer lugar, rebelde consigo mismo; en segundo lugar, rebelde
frente a lo que no le gusta de la sociedad o del mundo; y, finalmente, rebelde
respecto a las circunstancias que dificulten el avance del proyecto que se presente”.
Como podemos
ver, ser líder no es tarea fácil. Implica riesgos que involucran hasta la
propia vida, sacrificios, responsabilidad y deseos de cambios y de
transformación social, pues de lo contrario la condición de líder no sirve más
que para el retroceso. Y un líder así nadie lo quiere. O nadie debe quererlo.
El PRM
precisa de un líder dispuesto a luchar por un cambio verdadero en las
estructuras de poder en la República Dominicana, hombre o una mujer. El PRM
necesita un liderazgo renovador, revolucionario, honrado, fuerte, disciplinado
y experimentado. No un débil y sin carácter. Yo no quiero ponerle nombre,
hágalo usted…
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