SE AFIANZA LA DICTADURA
Por Juan TH
La
“Convención” organizada por una “Comisión” designada íntegramente por Miguel
Vargas, aliado incondicional y preso de confianza del gobierno, sirvió para
mostrar la verdadera naturaleza dictatorial del PLD.
Los que no
estaban convencidos de que Leonel Fernández y Danilo Medina son “la misma vaina”, ya no pueden tener
dudas. La diferencia es de personalidad y estilo, pero el fondo, el contenido,
es lo mismo. Danilo es la continuidad del modelo puesto en práctica por Leonel
y el Comité Político, núcleo la Corporación Económica que se llama PLD, que ha
logrado concentrar los poderes del Estado y ponerlos a su servicio.
El país vio
como Danilo puso la Policía al servicio, no del orden público, sino de su marioneta,
Miguel Vargas, para que atropellara a Guido Gómez Mazara. Lo que vimos fue el
uso de la fuerza y el terror; violaciones fundamentales a los derechos
ciudadanos; y la destrucción definitiva
del PRD.
El PLD, con
Danilo como estratega, se propuso en el año 1996, y más concretamente en el
2004 cuando volvió al gobierno, aniquilar, primero al Partido Reformista,
utilizando a Carlos Morales Troncoso y otros dirigentes; luego al PRD. Los partidos llamados minoritarios se
plegaron a la chequera del Palacio Nacional.
Destruir al
PRD no fue fácil. Costó una fortuna. Miguel Vargas, lleno de problemas
existenciales y traumas siquiátricos que lo acompañan desde niño, ha sido el
instrumento. Ha costado mucho dinero, verdad, pero ha valido la pena, pues el
PLD, con Danilo o con Leonel, podrá seguir gobernando el país (o robándoselo)
hasta el último peso.
La
Convención del PRD minoritario no ha dejado dudas sobre el afianzamiento de la
dictadura de partido. Puso en evidencia el respaldo del PLD a Miguel. Cerca de
40 sentencias del TSE que orienta y dirige el secretario general del partido de
gobierno por mandato del Comité Político, así lo establece.
La JCE se
negó a supervisar la Convención violando la Constitución de la República en su
artículo 212 párrafo cuatro; el TSE permitió la exclusión de casi un millón de
miembros del PRD, resucitó, dándole derecho al voto a más de 4 mil muertos y cerca
de 200 mil inscritos del PLD y aliados. Al PRD minoritario le dieron los
“recursos” para la compra de voluntades.
Violando una
sentencia del TSE no se permitieron los delegados, ni los notarios públicos.
Miguel rechazó la observación de Participación Ciudadana. Pero recibió el apoyo
militar y policial por órdenes directas de Danilo, comandante en jefe de la
Policía y las Fuerzas Armadas.
La
“Convención” fue un desastre, una burla al pueblo dominicano.
Los votos,
de los que pudieron votar y de los que no pudieron hacerlo, los contó Miguel
como si fuera un botín, solo, escondido, sin que nadie pudiera verificarlos. Y
luego fue a los medios de comunicación y los comunicadores a entregarle su recompensa por el respaldo.
En el PRD
minoritario no hubo Convención. Lo que se produjo, como había advertido, fue un
“matadero electoral”, una farsa. Una reafirmación de la dictadura de partido
que vive el país.
Guido Gómez
Mazara ha sido, sin embargo, el gran triunfador. Es la víctima. Se manejó con
gallardía y defendió su derecho y el derecho de los demás a elegir y ser
elegidos, como consagra la Constitución vapuleada. Su espacio es mayor cada
día. Tendrá que irse al PRD Mayoritario donde supongo lo esperan con los brazos abiertos sin recelos estúpidos.
Pero el
pleito no termina. Guido acudirá al TSE otra vez sabiendo cuáles serán los
resultados. Quizás sea una manera de perder el tiempo, pero servirá para seguir
demostrando que con ese TSE y esa JCE, no hay garantías para unas elecciones
libres y transparentes en el 2016.
Lo ocurrido
en la Convención de Miguel además de afianzar la dictadura de partido, insisto,
también sirve para desnudar la naturaleza antidemocrática y popular del
gobierno de Danilo y el PLD, al tiempo que fortalecerá al PRD Mayoritario.
Si Miguel
hoy tiene un seis o siete por ciento, pronto tendrá un tres o dos. Continuará reduciéndose política y moralmente.
Y valdrá menos que una guayaba podrida, como lo que es, pues, como le dijo
Faride Raful en su cara, “la historia a usted no lo absolverá, lo condenará”.
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