¡QUE VERGÜENZA, EUCLIDES, QUE ASCO!
Por JUAN T H / La política se ha convertido en uno
de los más lucrativos negocios en la República Dominicana tras la llegada al
poder del Partido de la Liberación Dominicana en 1996, después de 23 años en la
oposición predicando valores éticos y morales en contraposición con la
corrupción, que denunciaban, caracterizaban los gobiernos de sus adversarios
del Partido Reformista y del Revolucionario Dominicano.
El fundador
y guía ideológico del PLD, profesor Juan Bosch, aseguró que ningún dirigente de
su partido sería capaz de tomar un peso del presupuesto nacional para beneficio
propio, porque la misión de los militantes y simpatizantes de su organización
era contribuir con el desarrollo y bienestar del pueblo. (¿?)
“Servir al
Partido para Servir al Pueblo”, era el emblema. pero fue sólo hasta que se vieron en el
Palacio Nacional, con el pobre Bosch muerto y enterrado.
Aquella
“pequeña burguesía, arribista y trepadora”, vendía periódicos en las calles, hacía rifas
para recaudar fondos, predicaba, cual Testigo de Jehová, la buena nueva.
Aquellos que
apenas tenían para comer, que caminaban de un lado a otro sin saber qué hacer,
a pies o en carros públicos, que tomaban
ron en callejones haciendo serruchos,
que compartían un cigarrillo, que vivían modestamente en humildes viviendas y
hasta en patios de quinta categoría, que almorzaban en el comedor de la Universidad Autónoma de Santo
Domingo que apenas costaba cinco pesos, que nunca tuvieron tarjetas de créditos
ni cuentas bancarias, se vieron de pronto en el gobierno.
¡Y comenzó
la fiesta!
Lo primero
que hicieron fue mandar el “Bochismo” a la mierda. Y adoptaron el
“Balaguerísmo” y el “Vinchísmo” para
enriquecerse al vapor y para mantenerse en el gobierno. Lejos quedó aquello de
“Servir al Partido para Servir al Pueblo”. Con el PLD en el poder, los pobres se
hicieron más pobres, pero ellos, que eran igualmente pobres, se enriquecieron.
El PLD lo
corrompió todo. No quedó un solo estamento de la sociedad sin malear. El daño moral provocado a la sociedad no tiene precedentes
en los anales de la historia. (Es verdad que la corrupción parece un mal endémico en el país, pero jamás había
alcanzado tal magnitud)
La política
se convirtió en un negocio sin riesgos, pues la impunidad impide que se
castiguen los corruptos.
Gracias a la
política, pobres diablos sin ninguna prestancia, de clase media muy baja, se
convirtieron, de la noche a la mañana, en potentados. Gente sin méritos,
profesionales, mediocres graduados “suma dificultad”, algunos que incluso
plagiaron sus tesis de grado, y otros que
usurpan carreras universitarias que no terminaron, hoy forman una élite tan
poderosa que compite con los grupos económicos tradicionales del país.
Los referentes
morales en la política son cada vez menos. Los espacios para la decencia se
reducen cada día. El PLD se propuso aniquilar el sistema de partidos. Y lo hizo
a base de dinero del presupuesto de la nación.
El PRD de Miguel Vargas es una muestra. 15
millones de dólares, el Tribunal Superior Electoral y la Junta Central
Electoral como soporte político, entre otros beneficios, lo prueban. En el
Partido Reformista, lo mismo.
El Estado
del PLD, es la fuente que nutre la corrupción que nos mantiene a todos en este
“cambalache” donde “da lo mismo ser derecho, que traidor, ignorante, sabio, chorro,
Maquiavelo, estafador. Todo es igual,
nada es peor. Lo mismo un burro que un gran profesor”.
La elección
de una parte del Comité Central del PLD, donde hubo gente que gastó hasta 50
millones de pesos, sin que nadie le preguntara su procedencia, es, más que una
muestra, una vergüenza que a nadie parece avergonzar. La elección de apenas
diez miembros del Comité Político, es otra vergüenza que nadie parece
avergonzar salvo al Senador de la Vega, Euclides Sánchez, que ruborizado afirmó:
“La familiaridad, los negocios y los juegos de azar
fortalecen el Comité Político del PLD”.
¡Cuánta
verdad, Euclides, cuánta verdad!
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