A 41 años de la muerte de Caamaño, seguimos esclavos de la corrupción
Sobre su
muerte, el ingeniero Harlet Hermann dice que el líder de Caracoles fue
capturado con vida y fusilado horas después por por orden expresa del entonces
presidente de la República, Joaquín Balaguer. “En aquellos momentos de
impunidad absoluta, los verdugos se jactaban públicamente del hecho”. Hermann insiste
en que siempre se recuerde a los mártires del movimiento guerrillero y que
nadie olvide a los protagonistas del crimen.
Según su
relato, luego de dos semanas de persecuciones y combates, cerca de 11:00 de la
mañana, un soldado que iba a la vanguardia de los perseguidores hizo la señal
de congelarse. A pocos metros, un guerrillero limpiaba su fusil. Sin
posicionarse debidamente, el cabo Almánzar junto con los hombres de la
vanguardia, comenzaron el ataque con fusiles y lanza granadas M-79.
Hamlet,
compañero de armas del coronel Caamaño, ha relatado que éste fue capturado y
llevado por el cabo Farías y el raso Villamán ante el primer teniente Almonte
Lluberes.
El cabo
Farías iría entonces a dar aviso a los superiores sobre la captura de Caamaño,
la muerte de Pérez Vargas y las heridas graves de Lalane José, y que faltando
quince minutos para las 2:00 de la tarde, el prisionero fue entregado al
general Beauchamps Javier y al coronel Castillo Pimentel, que inmediatamente
ordenó atar las manos de Caamaño. Entonces, lo maltrató físicamente.
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