Los cubanos de Miami se preparan para hacer negocios en la isla
Las recientes
medidas de apertura en Cuba alientan a los exiliados. Aunque son precavidos,
muchos piensan que los cambios abren buenas posibilidades
Los pequeños
y los grandes inversionistas de Estados Unidos han comenzado a hacer sus
cuentas. Ya no solo para el día en que los hermanos Castro no estén más en el
poder, sino en función del día en que
la economía de Cuba dé signos contundentes de apertura, aún a pesar de
que la saga política del castrismo siga en el poder. “Mejor esperar un poco,
porque con los Castro no hay nada seguro. Hoy de repente abren la inversión y
de repente mañana te quitan el negocio y te botan de allí, como ya hicieron con
todas las empresas extranjeras que habían antes en Cuba y también con las
cubanas”, dice Leonel Hernández, un cubano de 63 años que ha juntado lo
suficiente durante su exilio en el Sur de Florida como para hacer una modesta
inversión en la isla para su retiro y que sigue con atención el desarrollo de
las reformas al modelo económico socialista iniciado por Raúl Castro.
Es la
inversión que el Gobierno cubano quiere, la que necesita para prevenir una
debacle similar a la experimentada tras la caída del bloque socialista ahora
que el presidente Hugo Chávez no está y que Venezuela confronta una seria
crisis de liquidez. En julio de este año, estuvo por Miami el cónsul general de
la Oficina de Intereses de Cuba en Washington, Llanio González, para promover
la repatriación de los cubanos que han acumulado capital y deseos de regresar a
la isla, a partes iguales y durante cinco décadas. “El país está en un proceso
de grandes cambios. Hay muchas leyes nuevas que se están estudiando. Va a haber
una nueva ley de inversión extranjera donde, por supuesto, van a estar
incluidos los cubanos”, dijo González el 7 de julio, durante un encuentro con
la Alianza Martiana, uno de los grupos que desde Miami apoya a la revolución
castrista.
El exilio
cubano de Estados Unidos ya aporta
más dinero líquido a la economía cubana que la industria del azúcar y del
turismo. En 2012, las remesas enviadas a la isla desde “el imperio”
alcanzaron una cifra récord de 2.605 millones de dólares, de acuerdo a un
estudio realizado por la empresa The Havana Consulting Group, que tiene su sede
en Miami. Se trata de 13,5% más dinero del que recibieron los cubanos en 2011,
antes de que se produjera la apertura en los viajes de cubanos en calidad de
turistas y del envío de paquetes desde Estados Unidos.
Algunas
reformas despiertan en el exilio cubano de Miami mayor escepticismo que otras.
El proceso de unificación monetaria, anunciado el martes pasado a través del
diario oficialista Granma,
aún no goza de plena confianza a este lado del estrecho de la Florida. Sobre
ella pesa el temor de que vuelva a establecerse el mismo tipo de cambio vigente
hasta agosto de 1994, cuando el dólar estaba prohibido en Cuba. En aquel
entonces, las divisas de las remesas solo podían ser canjeadas en los bancos
del Estado a una tasa de 0,75 pesos cubanos por dólar, aún cuando la moneda
nacional estaba mucho más devaluada. Así, el monto en efectivo que recibían los
cubanos en la isla terminaba
siendo muy inferior al que desde el exterior enviaban sus
familiares.
A la par del
lobby por la inversión menuda y sentimental, se desarrolla el cabildeo de las
grandes corporaciones. En febrero de este año, un grupo de empresarios de
Estados Unidos, integrados en el Cuba Study Group, solicitaron al presidente
Barack Obama la derogación de la Ley Helms-Burton, vigente desde 1996, que
reforzó el embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos contra
Cuba establecido en la década de 1960. De acuerdo a esta ley, las compañías
extranjeras que establezcan tratos con Cuba no podrán hacer negocios con Estados
Unidos. “Esta política ha aislado a Estados Unidos de Cuba y continúa
proporcionando al liderazgo cubano una excusa confiable para sus desatinos
económicos y violaciones de los derechos humanos. Y lo que es peor aún: sofoca
a una nueva clase de empresarios privados y defensores de la democracia cuyo
origen representa la mejor esperanza para una sociedad libre y abierta en Cuba
en más de cincuenta años”, dijo en aquella oportunidad Carlos Saladrigas,
presidente del grupo del que también forman parte Alfonso Fanjul, presidente de
la empresa productora de azúcar orgánico Florida Crystals.
Comentarios