EEUU: "Estamos criando más terroristas de los que matamos"
El
presidente Barack Obama anunciaba que tropas estadounidenses habían
dado muerte a Bin Laden en Abottabad, Pakistán. Fue entonces cuando la
ciudadanía estadounidense y la del resto del mundo supo de la existencia
del Mando Conjunto de Operaciones Especiales, JSOC por sus siglas en inglés,
encargado de coordinar la operación que acabaría con la vida del terrorista más
buscado del mundo.
En realidad,
el JSOC y las unidades de combate que la integran llevaban años siendo una
parte esencial de la ‘guerra contra el terrorismo’ iniciada
por Estados Unidos a raíz del 11-S. Esa ‘otra guerra’ oculta, es la
que el periodista de investigación estadounidense Jeremy Scahill documenta
en su libro y su película Guerras sucias que ahora llegan a España.
Explica que
eligió el título porque cree que “Estados Unidos está regresando a la
política que aplicó en los 70 y los 80 en América Latina” caracterizada,
por su “mano oculta en las llamadas ‘guerras sucias’. No hubo grandes
despliegues de tropas, sino operaciones encubiertas de la CIA y las fuerzas
especiales.
Ahora
estamos volviendo a hacer estas cosas e intentando ocultar el papel de Estados
Unidos. Son guerras realmente sucias, no declaradas, en las que estamos
trabajando con ‘batallones de la muerte’ y apoyando a personajes
claramente oscuros y a gobiernos que violan los derechos humanos. ”
Una 'guerra
sucia' global
Tanto el
JSOC como la CIA han venido desarrollando misiones encubiertas tales como
asesinatos selectivos, ejecuciones extra-judiciales, redadas nocturnas o
ataques con misiles y aviones no tripulados contra presuntos objetivos
terroristas. No sólo en Afganistán o Irak. Esta ‘guerra sucia’ es
global. De hecho, el subtítulo del libro es El mundo es un campo de
batalla.
“No es una
frase mía –cuenta Scahill-. Es una idea de Donald Rumsfeld (secretario de
defensa con George W. Bush) quien poco después del 11-S sostuvo
que Estados Unidos tenía el derecho de luchar contra cualquier amenaza
contra su seguridad en cualquier país del mundo, y que ese país podía ser
cualquiera. De ahí que el mundo entero sea el campo de batalla. La idea es que
Estados Unidos puede operar en cualquier país bajo la bandera de la lucha
anti-terrorista.”
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